Le Petit Prince

Lembras cando de pequenos pensabamos que era unha casa no medio do mar?

A pesares da auga xeada non tiñamos forza para regresar á lancha, o mundo que nos esperaba entre as rochas e as algas era tan marabilloso que o frío non supoñía un problema. Cánto recordo os últimos baños ao anoitecer, semellaban ser unha maneira de olvidar os momentos tristes que tivemos este verán. Cando estás no medio da ría, o sol se escorrega no horizonte e Venus lle fai as beiras á lúa, daste contas que non hai problema sen solución. E que o que non ten solución non é un problema, é pasado.

lunes, 28 de enero de 2008

ORIÓN

Nesta cidade na que case non chove, nas que os días anubados son poucos, e o vento non chega a ser un estorbo máis que unha semana cada 3 meses, as estrelas se amosan cunha facilidade asombrosa.
A miña residencia está algo alonxada das do resto dos meus compañeiros, cando volto á noite o fago abservando a Orión, indícame o camiño, pero agora dada a súa traxectoria comézase a alonxar, e dáme moita mágoa, porque falando de estrelas e precisamente de Orión unha noite botei fichas coma norias ;)


Orión es hijo de Hireo, éste nunca había conocido mujer pero deseaba a pesar de ello tener un heredero. Un día le visitaron en su palacio Zeus, Hermes y Poseidón, así que sacrificó para ellos el buey más hermoso de su manada. Y les preguntó qué podía hacer para tener un descendiente sin tener que casarse. Para ello, Zeus le hizo traer la piel del buey que Hirieo había sacrificado para ellos y le pidió que orinase encima. Así lo hizo Hirieo. Entonces los tres dioses enterraron la piel en el jardín del palacio y se marcharon. Nueve meses más tarde, apareció en el lugar donde la piel había sido enterrada un niño al que Hirieo dio el nombre de Orión (de ourina, ‘orinar’).

Una versión de su muerte cuenta que Artemisa se había enamorado de Orión, lo cual despertó celos en du hermano gemelo y dios del sol Apolo, pues aquél tenía que cuidar de la castidad de ella. Un día Apolo hizo una apuesta a su hermana, a que no podía asestarle una flecha a un animal que se movía a lo lejos dentro de un bosque. Artemisa lanzó su flecha y dio, como siempre, en el blanco. Cuando fue a ver su presa, se dio cuenta que había aniquilado a Orión. Fueron tan grandes sus quejas y sus lamentos, que Zeus, padre de los dioses, colocó a Orión en el cielo para su consuelo; junto a sus dos perros de caza (Can Mayo y Can Menor) y una liebre llamada Lepus. Se dice que por eso persigue a Mérope y las Pléyades, sus hermanas, y huye de Escorpión, al otro lado del cielo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

c'est très jolie