Querida Celicia, querida Carla, algún día me explicaréis qué habeis visto en ese personaje con talla hitleriana.
No, no me mueve el rencor. No es porque aquí en Francia es más importante ser segurata que tener dos dedos de frente. No, no es tampoco porque aquí la policía sospecha más de un grupo de estudiantes que de un segurata que semana sí, y semana también reparte palos a quien le place.
Obviamente tampoco es porque en muchas discotecas solo dejan entrar a chicas, y a nosotros ni pagando. O por que esos seguratas te hacen preguntas tan estúpidas del estilo ¿cómo os llamáis?, acaso eso cambia nuestras posibilidades de entrar? O que nunca verás a un argelino en una discoteca, o un marroquí, o un negro, o... a no ser que sean unos guays, superfashion.
No, no es por eso. Simplemente es porque se está encargando de crear guetos, y algún día le explotarán en las manos. Y no lo entiendo, porque tu Carla, no eres francesa, y contigo no hay barreras, y tú Cecilia tienes ascendencia española, así que no eres una pura sangre. Y vuestro querido personajillo, pues menos aún.
Así que me pregunto, cómo se puede vivir en esa dicotomía?
Será acaso porque Sarko está a la altura de los seguratas?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario